Hola a todos. Lo primero que tengo que decir que no
existe ninguna regla restrictiva a la hora de escribir y lo que yo voy a
transcribir aquí son solo algunas cosas que a mí me han funcionado,
sacadas de mi propia experiencia y/o manuales de escritura.
El éxito actual de los monólogos viene apoyado por
la televisión y la economía de medios necesarios para poner en marcha el
espectáculo. Un actor, un micrófono, y público dispuesto a escuchar.
¿Qué más se necesita para hacer reír? Una buena historia que contar, así
que vamos al turrón.
1.- Conectar con el público.
“Yo no soy gracioso, el gracioso es el que escucha”
Un chiste es tan
divertido en la medida que seas capaz de entenderlo. A lo hora de
escoger un tema para nuestro monólogo es buena idea que sea una
experiencia compartida por el mayor número de personas, de esta manera
los espectadores se sentirán identificados y será más fácil que les
enganche la historia.
Si hablamos de:
Deportes, sexo, amigos, matrimonio, novias, informática, etc. Son cosas
que hemos vivido o vivimos diariamente el 99,9% de todos los seres
humanos.
En cambio si hablamos
de cosas muy específicas corremos el riesgo de que el chiste (aunque muy
bueno) no lo entienda mucha gente.
“Una vez fui a un
certamen de Manga y Anime, y una de las actividades previstas era un
Monologo cómico. Me quedé a verlo y aunque el chaval consiguió un éxito
notable entre los asistentes yo no entendí nada, ya que su texto estaba
muy orientado a este tipo de público. A mí me gustan los comics pero
tampoco soy un especialista en la materia, por lo tanto no supe entender
el humor. “
De todas maneras que
esta idea no coarte tu creatividad ya que existen casos que nunca han
puesto de acuerdo a todo el mundo, por ejemplo: Pedro Reyes, tengo amigos que lo consideran un genio y otros (mejor no escribirlo) Muchachada Nui, nunca ha llegado a convencerme pero tiene una legión de seguidores.
2.- La actualidad.
En la
mayoría de programas de humor que se pueden ver hoy en televisión se
usan los “temas o personajes” de actualidad para satirizarlos o verlos
desde una perspectiva cómica. Esto es una buena idea que encaja con el
punto 1º ya que mientras ese “personaje o tema” está de moda es conocido por un gran número de personas.
El gran problema de
los temas o personajes de actualidad es que pasan de moda con rapidez, y
lo que es gracioso hoy puede que no lo sea en unos meses. Ósea, esto es
lo que se llamaría “material de usar y tirar”.
3.- La exageración
“Ese tia lleva un escote tan grande que le entra el Titanic derrapando”
Quizá esto será una de
las mayores exageraciones que he oído, pero me hizo reír. Dicen que los
andaluces somos graciosos y también dicen que somos unos exagerados a
lo mejor es por eso que somos graciosos.
No hay máximo en lo
exagerado que puedes ser en tus comparaciones, llévalas al límite y
cuando creas que no puedes exagerar más, EXAGERALO TODAVÍA MÁS, no hay
tope con esta regla porque no hay exageración demasiado exagerada, la
única norma es que resulte gracioso.
4.- La verdad es una putada pero nos hace reir.
Esta idea es en la que se basan todos los programas
de videos caseros de tortas, caídas y resbalones. El padre enseña al
niño a jugar al beisbol y el niños intenta golpear la bola con toda su
fuerza pero lo único que consigue golpear es la entrepierna de su padre.
Si, sentimos pena por el padre, pero nos reinos.
Otro ejemplo: “Hola soy Alfredo tengo 30 años y soy virgen”
Así empezó su monólogo unos de cómicos que he visto
hace poco. Como veis dice una realidad: “…Tengo 30 años y soy virgen” y
algo chungo; ser virgen en esta sociedad tan promiscua es muy poco
común, aparte de ser algo jodido. Además tiene un tercer valor “Hace que
la historia avance” porque los espectadores esperan a que el cómico
cuente él: ¿Por qué?
Esta estructura de “verdad y putada” se encuentra
en la mayoría de chistes que contamos o escuchamos todos los días. Por
ejemplo:
¿Qué es negro, blanco y rojo sucesivamente?
Un pingüino cayéndose de las escaleras.
Un pingüino cayéndose de las escaleras.
Esta estructura no necesariamente tiene que tener un contenido sádico. Otro ejemplo: “La
primera vez que hice el amor estaba encima de mi compañera haciendo los
movimientos con mucha energía, tanta, tanta que me escurrió la mano
donde me apoyaba y acabé empotrado entre la mesilla de noche y la cama.”
5.- Las rimas.
“La lluvia en Sevilla es una maravilla”
Nunca he conseguido hacer un chiste con esa frase
pero el día que lo haga casi seguro que será divertido, porque si
consigues incluir rimas dentro de tu monólogo conseguirás hacerlo entre
un 5 y un 10% más divertido, vale, no es mucho, pero es mejor que nada.
Por ejemplo:
El Choni no, al Choni le dicen, “Buenas noches caballero” y el dice: “A mí ya me puedes llamar farlopero si quieres”
Pero no hay que confundirse, se trata de hacer reír
y aunque la rima nos puede ayudar en algunos casos no podemos restarle
espacio a los chistes, así que como norma general usar la rima solo si
ayuda al efecto cómico.
6.- La comedia es ritmo.
Tanto en monólogos, como en sketch como en
películas o programas de televisión de humor observaréis como funcionan
con un ritmo rápido o muy rápido, el ritmo es la esencia de la comedia y
en la medida que aprendas a controlarlo llegarás a la maestría de este
arte.
Como consejo te diría que visionaras episodios de comedias españolas de éxito como:
“7 Vidas”, “Aquí no hay quien viva”, “Aída”.
Nota:
En el caso de “7 vidas” la serie soportó muchos cambios de actores y
solo se finalizó con su emisión porque los guionistas de la serie se
marcharon para emprender otros proyectos.
El caso de los monólogos funciona igual,
normalmente apuran la sonrisa conseguida con un gag para unirlo con el
siguiente para conseguir un efecto cómico y de sorpresa más grande.
7.- La risa sincera.
Para comprobar si un texto que estoy escribiendo resulta gracioso uso mi honestidad y mi propia risa.
Es muy fácil, cojo el texto en cuestión, lo leo con
tranquilidad y en voz alta y si lo que estoy leyendo me hace sonreír
quiere decir que funciona (si me hace reír a mi puede que funcione con
otra persona ¿no?) sin embargo si me resulta farragoso, difícil de
explicar o es demasiado lento, es el momento de una revisión y un
recorte del texto. Esto nos lleva al siguiente punto.
8.- Lo bueno si breve dos veces bueno.
Esta es otra de esas verdades universales de la que
no es fácil escapar. Si tienes un texto de 20 minutos que no es muy
gracioso, intenta reducirlo a 10 minutos o incluso a 8 intentando
conservar todos sus gags.
No te garantizo que tu producto se vuelva un 200%
más gracioso, solo te puedo decir que seguro que se vuelve más divertido
y a unas malas te puedo asegurar que lo que has conseguido es hacerlo
un 50% menos aburrido y tus espectadores lo agradecerán.
9.- Escribir para otros.
“Un buen texto puede soportar un mal actor, pero un mal texto no hay actor que lo levante”
Si escribes para otros intenta estar presente
cuando el actor de vida al texto porque comprobar la calidad de tu
producto también es parte del trabajo. Si es posible retoca el texto
después de cada función hasta que quede completamente “redondo” para
esto es importante escuchar al actor y al público.
Si escribes para interpretarlo tú mismo la cosa es
más fácil siempre tendrás la libertad para cambiar o modificar lo que
has escrito, además de comprobar de una manera más real si tu creación
“funciona”.
10.- Por último.
“Cuando parece que has acabado, vuelve a empezar”
La reescritura es parte de este trabajo y repasar,
modificar y afinar es el pan nuestro de cada día, a veces tienes que
dejar fuera gags o ideas que te resultaban geniales, pero en este
momento tienes que pensar en el resultado como “producto”
más que en tu propia satisfacción. No tengas miedo en borrar y escribir
de nuevo por que todo ello servirá para mejorar tu producto final.
Nadas más, hasta aquí todo lo que os puedo contar
sobre el tema sin entran demasiado en detalle. Recordad que esto solo es
una guía breve para escribir monólogos y solo vuestra propia
experiencia os hará encontrar las “formulas correctas” para conseguir la
risa.
Un saludo y hasta la próxima.
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